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lunes, 4 de marzo de 2019

Describir escenarios




Si los trabajas bien, puedes hacer que los escenarios y los ambientes de tus narraciones se conviertan en personajes por derecho propio.

Sin embargo, rara vez hacemos hablar a nuestros escenarios, nos limitamos a describirlos sin cuidarnos de darles una personalidad propia.

Y es que, por lo general, les prestamos poca atención en comparación con otros elementos de la historia.

Pero si pensamos en Hemingway nos vienen a la memoria La Habana o París. Y Edith Wharton está asociada indisolublemente a la vieja Nueva York, como Faulkner lo está al profundo Sur.

Los buenos escritores hacen suyos los lugares de los que escriben, se convierten en sus dueños. Y es que hay mucho que decir acerca de los escenarios que eliges, si sabes dotarlos de significado.

¿Cuál es la clave para describir escenarios distinguibles y verdaderamente vivos?
La clave es, sencillamente, que te olvides de la vista para concentrarte en los sentimientos.

Hemingway no se limitaba a describir un escenario enumerando lo que estaba a la vista, sino que incidía en lo que uno sentiría su estuviera realmente allí.

Es lo que el novelista John Barth define como “triangulación”.

La triangulación consiste en usar la vista como la base de la descripción de un escenario, añadiendo otros dos sentidos de los cuatro restantes.

Si te ciñes a describir lo que se ve, los escenarios resultarán planos, unidimensionales. Pero si haces hincapié en las percepciones del resto de sentidos, la narración cobra vida, se vuelve real.

Un ejemplo: si escribes “El muchacho caminaba por la colina,” la mayoría de los lectores se imaginarán eso: un niño caminando por una colina.

Pero si añades otros detalles sensoriales la descripción gana en riqueza.

¿Es un día caluroso, suena el viento en los árboles, huele a hierba cortada?

Hacer hincapié en el resto de los sentidos no es sencillo, especialmente para el escritor novel.

Esto sucede porque ponemos en el papel las imágenes que vemos en nuestra cabeza, como si de una película se tratara, pero olvidamos añadir el sonido, los olores y el tacto de cada situación.

Pero este defecto tiene una fácil corrección.

Si eres un escritor principiante, lo mejor es que te centres en un primer momento en describir lo que se puede ver.

Será en el momento de la reescritura cuando puedas añadir los otros dos sentidos que propone Barth en su triangulación.

Para hacerlo, lo mejor es que desarrolles el hábito de preguntarte cuál es el rasgo sensorial más ligado a un determinado lugar.

Por ejemplo, si escribimos sobre la sala de curas de un hospital, es el penetrante olor de los desinfectantes lo que asaltará nuestros sentidos.

Para ejercitarte prueba a tomar nota de los olores, sonidos o sensaciones dominantes en los diferentes lugares que tengas ocasión de visitar: una iglesia, un restaurante, el mar, el bosque, un establo, la casa de un vecino…

De ese modo desarrollarás la capacidad de no centrarte únicamente en lo que tus ojos pueden ver y enriquecerás las descripciones de tus escenarios.

Como ves, es una manera muy sencilla de mejorar tu escritura.

Fuente: https://www.sinjania.com/triangulacion-una-tecnica-describir-escenarios/

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