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lunes, 21 de enero de 2019

Cómo escribir una novela de intriga




Aspectos a tener en cuenta

D. James, escritora de ficción detectivesca, nos aconseja cómo escribir ficción cuando se plantea la resolución de un caso.
La resolución de un misterio como base del conflicto

Una novela de intriga plantea la resolución de un misterio. Si se trata de ficción detectivesca, el argumento tiene que contar con un asesino y con un número acotado de sospechosos que tengan razones verosímiles para cometer el crimen. Por supuesto, tienen que haber tenido la posibilidad de ejecutarlo. Evidentemente, necesitamos alguien que se encargue de investigar el misterio.

Es importante que, antes de comenzar a escribir, sepas cómo se resolverá el caso y que lo reconstruyas esbozando el desarrollo argumental a partir del desenlace, desandando el camino hacia el inicio. Es un consejo que proporcionan muchos autores de novela negra.  Sitúate ante el cadáver y pregúntate: ¿cómo se llegó a este punto?

Presta atención a los personajes

Evita los estereotipos en la medida de lo posible, porque ganarás credibilidad. Es importante que los lectores se identifiquen con el protagonista de tu relato, con sus grandezas y, también, con sus miserias. El lector tiene que empatizar con sus acciones y con sus reacciones, que pueden ser reprobables pero muy humanas. No construyas héroes ni villanos. Recurre al claroscuro, que es el tono de la realidad.

Investiga

Escribir una novela policíaca es muy difícil. Durante el proceso, consulta con la policía, con especialistas en criminología y anatomía forense; acostumbran a mostrarse dispuestos a colaborar. Es poco probable que sin la ayuda de estos profesionales puedas construir un relato creíble si se trata de un proyecto complejo.

En aras de la verosimilitud

El lector tiene que disponer en todo momento de la misma información que el protagonista. El autor tiene que proporcionarle pistas que le permitan hipotetizar sobre la forma como se resolverá el caso. Tiene que proporcionarle indicios que le permitan inducir y deducir qué pudo suceder y cómo puede terminar la historia. Si el lector cuenta con la misma información que el detective y el detective resuelve el caso pero él no consigue hacerlo, ¿qué ha ocurrido? ¿Hemos hecho algo mal?

En la gestión de la información está la clave. Tenemos que prestar atención a los datos que desvelamos. Conviene decidir qué información ocultaremos, qué indicios propondremos para que el lector pueda establecer hipótesis y cuándo será desvelada.

A veces, un secundario puede dejar un teléfono móvil encima de una mesa mientras conversa con el protagonista. Puede tirar un anillo a la papelera o susurrar a un extraño unas palabras al oído…

Se trata de indicios que  al lector le pueden pasar desapercibidos y, que, sin embargo, resultan cruciales para comprender lo que sucede. Son pistas que estaban ahí y que no tuvo en cuenta: a eso le llamamos respetar las reglas del juego.

La resolución del caso tiene que desarrollarse según el principio de la lógica (toda causa tiene una consecuencia). Al llegar al desenlace, ningún cabo quedará suelto. Es imprescindible para que el relato resulte verosímil.

Fuente: https://historiasdondevivo.com/revista/2018/09/27/como-mantener-al-lector-atento/

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