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miércoles, 30 de enero de 2019

Curso completo: escribir una novela VII: La documentación




1. Define qué necesitas

Ya te habrás dado cuenta, si sigues este blog, de que me gustan las listas. Las considero un elemento indispensable en este oficio, sobre todo a la hora de planificar. Por eso lo primero que hago siempre cuando quiero comenzar un proceso de documentación es una serie de listas (una por cada tema que tenga que investigar) con las siguientes preguntas:

¿Qué necesito saber?
¿Cuánto necesito profundizar en el tema?
¿Dónde puedo encontrar información sobre este tema?

Las respuestas a estas preguntas ya pueden darte alguna pista del tiempo que te llevará, además de obligarte a reflexionar sobre posibles fuentes. Tal vez la última pregunta no consigas responderla completa al comienzo, pero puedes volver a ella a medida que avances y descubras nuevas opciones.

¡Ojo! En esta fase, vigila bien los detalles. Si, por ejemplo, tu obra transcurrirá en una ciudad que no conoces, pero que tiene mucho peso en la historia, necesitarás toda la información posible sobre ella. Desde cosas importantes como el estilo y la calidad de vida, hasta aspectos más insignificantes en apariencia, como el nivel de ruido y tráfico o la hora a la que anochece. Estos detalles no se notan cuando están bien documentados y, por tanto, bien representados en la novela. Pero si no lo están y metes la pata, te aseguro que más de un lector se dará cuenta.

2. Sitúate en el tema

Antes de hacer nada más, lo mejor es que realices una pequeña investigación que te dé un conocimiento general sobre el tema. Sería de locos empezar la documentación con una entrevista si aún no lo manejas en condiciones. Solo conseguirás perder el tiempo y quedar mal con la persona a la que entrevistes.

En este punto de la documentación, Google es tu mejor aliado. Unas cuantas búsquedas te abrirán la puerta a posibles reportajes, artículos, películas, libros… Empieza por ahí.

Si hay demasiado material, herramientas como Pocket y Evernote pueden servirte para mantenerlo todo bajo control. ¡Ah! Y no te olvides de un buen cuaderno de notas —ya sea físico o digital— para guardar los aspectos más relevantes de la investigación —los que respondan de forma directa a lo que necesitas saber para la historia—, así podrás volver a ellos rápidamente cuando comiences a escribir.

En caso de que la investigación requiera la consulta de bibliotecas o archivos, te recomiendo que le eches un vistazo antes al libro Cómo se hace una tesis, de Umberto Eco. Aunque se centra en la escritura de tesis universitarias, el trabajo de investigación puede ser similar, sobre todo en obras que requieran una investigación histórica.

3. Revisa bien tus fuentes

Esto vale para cualquier sitio del que saques información. Da igual si es un artículo en un periódico, en una web, si es un libro, una película, o incluso una persona real con la que vas a hablar. Asegúrate de que la información es fiable.

El caso más claro aquí es la Wikipedia. Todos la usamos con frecuencia y es una herramienta útil, pero solo si la tomamos como un punto de partida. El funcionamiento de esta web hace que los artículos no siempre sean correctos, así que mejor contrastarlo bien y revisar las fuentes que aparecen al final del artículo, para poder asegurarnos de su fiabilidad.

4. Haz trabajo de campo

Siempre que sea posible, deja tu mesa de trabajo y ve en persona a visitar ese museo donde tienen la máquina de escribir que utilizará tu protagonista; o visita ese pueblo en el que el antagonista realizará su huida triunfal…

Claro que se puede escribir sobre lugares en los que no se ha estado nunca, pero si puedes permitírtelo, esta etapa de la documentación es la más emocionante y te ayudará a ambientar mejor tu obra.

De todas formas, si ves que te resulta imposible porque tu novela transcurre en Marte o porque no tienes medios para viajar al Japón feudal, no te preocupes. Siempre te quedan los documentales, las películas, otras obras de ficción —o de no ficción— que ocurran allí… Lo importante es que realices ese viaje, ya sea de manera física o imaginaria a través de la investigación.

5. Atrévete a pedir ayuda

Si la documentación lo requiere, puedes necesitar contactar con algún experto o con una persona que conozca el tema que estás investigando —por ejemplo, un testigo vivo de la Guerra Civil Española—. Como te comentaba antes, hazlo siempre después de haber realizado una investigación concienzuda que te permita hablar del tema con criterio. Aprovecharás mejor la entrevista y el tiempo; el tuyo y el del entrevistado.

Tampoco hay un manual que diga cómo contactar con las personas que necesitamos para documentarnos para una novela. Las posibilidades son demasiado amplias y a veces te encontrarás en un callejón sin salida porque un experto sea inaccesible o no le interese hablar contigo. Que esto no te desanime. Busca alternativas y síguelo intentando. Aunque quizá deberías hacerlo siguiendo también una serie de normas o de puntos clave:

Amable y con la verdad por delante. No olvides que estás pidiendo ayuda a cambio de nada. Las otras personas no están obligadas a hacerte ningún favor, así que acércate a ellas con respeto y amabilidad, explicando desde un comienzo que estás escribiendo una novela y necesitas ayuda para la documentación. No tengas miedo a preguntar, incluso aunque te parezca imposible de buenas a primeras. Te sorprenderá la cantidad de gente dispuesta a echar una mano.

Prepara bien la entrevista.

Cuando vayas a hablar con la persona en cuestión, ya sea en persona o por teléfono —si es por correo electrónico será mucho más sencillo—, prepárate bien lo que necesitas preguntarle. No vayas con las manos vacías ni improvises sobre la marcha. Un cuestionario con los asuntos que te gustaría preguntarle puede ayudar.

Busca una conversación amena.

Aunque lleves un cuestionario, no se trata de que le sueltes las preguntas una tras otra como una ametralladora. Ten las preguntas a mano, por si necesitas recurrir a ellas y para asegurarte de que no se te queda nada sin preguntar, pero mientras hables con la persona, céntrate en la conversación. Escucha lo que te cuenta porque es posible que surjan nuevas preguntas a raíz de sus palabras.

Graba la conversación.

Hazlo siempre que puedas porque te permitirá centrarte en conversar con la persona en lugar de tener que tomar notas cada dos por tres. Ya revisarás luego la grabación para volver sobre los puntos que quieras.

Creo que lo mejor en estos casos es usar una grabadora de audio, porque las cámaras de vídeo intimidan y pueden provocar que el entrevistado se sienta incómodo. Por supuesto, recuerda pedirle permiso antes porque puede haber personas que no quieran que las grabes bajo ningún concepto. En este caso la entrevista será un poco más difícil y tendrás que tomar notas de vez en cuando para no olvidarte de los datos importantes.

Agradécele su ayuda. Ya lo dicen las abuelas: «Es de bien nacido ser agradecido», y no podemos olvidar que cualquier persona que nos ayude con la documentación de una obra lo hace de forma altruista, como favor personal. Qué menos que agradecérselo, ¿no?

Por supuesto, no te olvides de incluir un apartado al final de tu novela con los agradecimientos por la ayuda prestada y, en caso de que se publique, hazle llegar un ejemplar.

Fuente: https://www.literautas.com/es/blog/post-14557/como-escribir-una-novela-7-la-documentacion/

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